LAS RELACIONES DE PAREJA EN EL MÉXICO MODERNO.
Jamieson y Giddens han sostenido que en todas las sociedades existen formas de vida en pareja o de relación entre padres e hijos que desarrollan algún tipo de intimidad.
Si el concepto de intimidad es definida como cualquier forma de asociación cercana en la que las personas adquieren un sentido de familiaridad, es decir, un conocimiento detallado compartido acerca de cada miembro de la pareja o de la familia entonces es imposible concebir una sociedad sin intimidad.
Convivir con una pareja, criar un hijo etc. Proporciona un conocimiento privilegiado de cada miembro que nadie más tiene.
Con base a en lo anterior, se puede decir que la sociedad mexicana del siglo XX desarrollo formas de intimidad particulares.
Para que podamos analizar estas formas en nuestro país, en particular de la familia nuclear, es necesario tomar en cuenta las tres dimensiones analíticas (que ya hemos abordado en clases anteriores): la estructura familiar, las relaciones internas familiares y las relaciones de parentela.
La familia nuclear ha sido vista como un tipo de familia que se desarrolla en las sociedades modernas. Se extrajeron 7 características cuantitativas que debían de tener para ser consideradas familias modernas, desde el punto de vista sociocultural:
1-Hay un debilitamiento de los lazos de control de la parentela y la comunidad, lo cual se manifestaba en la neolocalidad como patrón de residencia postmarital, ya que ello constituye un rasgo de la dependencia económica y social de los conyugues con respecto a sus familias de origen.
2-Se asume la libertad de elección de la pareja o del conyugue como una de las pautas principales que rigen la formación de parejas.
3-Se forma una estructura de roles entre la pareja particular, en donde el hombre adulto desempeña el papel de esposo, padre, proveedor y la mujer el de esposa, madre, ama de casa.
4-Hay una creciente preocupación y cuidado por parte de los padres con respecto a sus hijos y sus relaciones tienden a estar fuertemente cargadas en términos afectivos.
5-Las relaciones entre esposos tienden a ser cálidas e íntimas.
6-Las relaciones entre los sexos y las generaciones tienden a ser asimétricas y estar estructuradas con base en el sexo y la edad, aunque se supone que dicho ordenamiento es complementario.
7-Los miembros de la familia fincan sus relaciones otorgando una alta valoración al individualismo y esto impulsa a que se desarrollen como individuos autónomos, pero interdependientes entre sí.
Esta caracterización se mantuvo vigente en la sociología de la familia hasta los años setenta.
Fue cuestionada por el movimiento feminista, la revolución sexual y el desarrollo del psicoanálisis, la psiquiatría y la pedagogía entre otros.
No todas las características fueron cuestionadas, solo aquellas que ocultaban el carácter desigual y no complementario de las relaciones entre sexos (géneros) las generaciones y las relaciones biologistas.
Lo moderno era ahora conceptualizado bajo otra connotación.
La nueva estructura de sería una donde hombres Y mujeres desplegaran una actividad económica que les permitiría lograr un desarrollo personal y establecer lógicas de relación más igualitarias.
En consecuencia, se desarrolló una fuerte expectativa de que este sería un nuevo rasgo o connotación de lo moderno en las relaciones familiares.
La concepción sobre el matrimonio de compañerismos se amplió y desarrollo aún más gracias a la influencia que ejercieron los movimientos sexuales libertarios, se esperaba que las relaciones de pareja incorporaran el erotismo y el desarrollo de una sexualidad más abierta.
Esta importancia dada al erotismo dio una nueva concepción del amor.
En adelante se esperaba que la pareja se desenvolviera no sólo como un(a) compañero(a) confidente que brindaba apoyo sino también como un buen amante.
Durante el siglo XX se desarrollaron en la sociedad mexicana relaciones familiares que se han hecho de la familia nuclear occidental y de sus formas modernas recientes.
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